viernes, 11 de marzo de 2011

Carnaval


El carnaval es un período de permisividad y cierto descontrol

Ilusión, disfraces, máscaras, calcetines de colores, bailes, canciones y mucha diversión son la principal característica del Carnaval. Pero, ¿Por qué se celebra el Carnaval? ¿Cuál es su verdadero significado? 

El origen verdadero todavía es una incógnita, pero los expertos coinciden en que se trata de unas celebraciones de origen pagano. Algunos historiadores sitúan el nacimiento de esta festividad años antes de Cristo, en el mundo rural, en reuniones que celebraban los  campesinos en las cuales llevaban los rostros enmascarados y los cuerpos pintados. Se congregaban alrededor de una hoguera, para celebrar la fertilidad y la productividad o para alejar los  malos espíritus.

Las primeras celebraciones del carnaval se localizan en Egipto. Los participantes cantaban y bailaban disfrazados, como símbolo de la inexistencia de las clases sociales. La tradición se extendió a Grecia y Roma, donde introdujeron los paseos en carro con ruedas, todo tipo de danzas o el culto a los celtas y germanos. Mantenían en común la asociación a fenómenos espirituales, astronómicos, y a los ciclos naturales de la vida.  La base de la festividad seguía siendo la danza, el canto, la sátira, las máscaras y el desorden, bajo los disfraces que escondían las clases sociales y permitían a la nobleza mezclarse con el pueblo.

Con la colonización, el carnaval se expandió aun más y empezó a celebrarse en todos  los países católicos y en menor medida en los países cristianos ortodoxos, adaptándose a las peculiaridades de cada lugar y a las tradiciones propias.

La celebración del carnaval no tiene una fecha fija, es antes de la cuaresma cristiana que fija el calendario de la Iglesia Católica, y puede ir desde finales de enero a principios de marzo. A pesar de esto, originariamente la Iglesia consideraba el carnaval  demasiado permisivo a las emociones, placeres y deseos de la gente. Para la iglesia, el carnaval representaba el desorden, lo prohibido. Pero aún así, el carnaval seguía, y la Iglesia, sintiendo que le era imposible impedir que la gente lo celebrara, acabó adoptando oficialmente la fiesta en el año 590 d. C., pasándolo públicamente a programarlo en su calendario.

El Carnaval se da por concluido cada año el “miércoles de ceniza”. A la vez empieza la Cuaresma, un período en el que los creyentes deberían abstenerse de todo tipo de placeres como la carne, el huevo, el alcohol, el sexo y la diversión en general. Así pues, el Carnaval se calcula en relación con la Semana Santa. Entre el “miércoles de ceniza” y el Domingo de Pascua de Resurrección han de pasar 45 días.

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